sexta-feira, 20 de novembro de 2009

Agresión sexual en grupo a dos niñas en el autobús escolar


Diez menores abusan de compañeras - El chófer no hizo nada ante los gritos de las chicas
F. JAVIER BARROSO - El Páis - 29/10/2009

El viaje de regreso desde el instituto Atenea de Villalbilla hasta Loeches (6.200 habitantes) se convirtió el pasado jueves en un auténtico suplicio para dos niñas. Las dos menores, de 12 y 13 años, fueron sujetadas por las muñecas y los pies por una decena de compañeros. Después las sometieron a tocamientos en sus partes íntimas, sin que el conductor del autocar hiciera nada para impedirlo, según la versión de las niñas. Los padres han denunciado los hechos y piden responsabilidades al chófer por no haber evitado la agresión que sufrieron las adolescentes.
Los hechos ocurrieron por la tarde, cuando se montaron en el autobús 17 alumnos del instituto Atenea, en Villalbilla. El regreso a Loeches, donde viven todos estos jóvenes, supone media hora de trayecto. Aún no había arrancado el autocar cuando empezaron los problemas para las niñas. Dos de sus compañeros gritaron "¡Vamos, a por las dos!". Y un grupo de unos diez chicos las rodearon y las inmovilizaron. Una de ellas, la mayor, intentó zafarse de sus atacantes. Se levantó y salió hacia el pasillo, mientras se defendía a patadas. De poco le sirvió. Al igual que la otra víctima, la sujetaron por las muñecas y los pies y le impidieron que se moviera. "Además del trauma, mi hija tiene ahora moratones por las piernas de cuando intentó defenderse", explica Dora, la madre de la chica de 13 años.
Todos los chavales, excepto cinco, se arremolinaron en torno a las dos chicas, que estaban en asientos distintos. Los 10 agresores comenzaron a turnarse en los tocamientos que sufrieron las niñas. Las sobaron en sus partes íntimas e incluso obligaron a las niñas a tocar los órganos genitales de sus compañeros, según el relato de las menores. "Quita que ahora me toca a mí", se decían unos a otros mientras una parte de los atacantes se aseguraban de que las niñas no se movieran de los asientos.
Cuando el conductor subió al autocar no puso orden, pese a que los chavales estaban fuera de sus asientos, algunos de ellos de pie. Dos de los alumnos que no participaron en el abuso intentaron contarle lo ocurrido. Los compañeros se lo impidieron. "Como digáis algo, os partimos la cabeza", les amenazó el resto. Los chicos quedaron amedrentados y no pudieron hacer nada.

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